La sinfonía del canto de los pájaros que saluda cada amanecer es un sonido familiar en todo el mundo, pero por qué nuestros amigos emplumados se sienten obligados a estallar en melodía al amanecer sigue siendo un misterio durante mucho tiempo. Un nuevo estudio arroja luz sobre este fenómeno aviar y sugiere que la intensidad del canto de los pájaros al amanecer podría deberse a un entusiasmo alimentado por la anticipación del amanecer.
La investigación se centró en pinzones cebra cautivos en condiciones controladas de laboratorio. Los investigadores descubrieron que estos pinzones machos suelen cantar cientos de canciones a lo largo del día cuando se exponen a ciclos de luz regulares. Sin embargo, en completa oscuridad, permanecen en completo silencio. Este marcado contraste llevó a los científicos a investigar la interacción entre el día y la noche en la regulación del comportamiento del coro del amanecer.
Para imitar los retrasos en el amanecer, los investigadores prolongaron el período de oscuridad artificial. El resultado fue notable: los pinzones cebra sometidos a este amanecer retrasado comenzaron a cantar más temprano y con mayor intensidad en comparación con las aves que experimentaban su hora habitual de amanecer. Parecía que esperaban casi con impaciencia la llegada de la luz.
Curiosamente, retrasar el amanecer no alteró los patrones de sueño de las aves. Permanecieron activos durante su habitual hora de despertarse en la oscuridad, pero reprimieron sus impulsos de cantar. Su ansia por el amanecer se puso aún más de relieve cuando los investigadores proporcionaron acceso a un interruptor que activaba un breve estallido de luz temprana. Las aves en la configuración del amanecer retrasado activaban con frecuencia esta luz, un comportamiento que rara vez exhibían cuando la luz del sol llegaba naturalmente.
“Las aves se despiertan en la oscuridad mucho antes del amanecer, probablemente regidas por procesos hormonales relacionados con la melatonina”, explica Ednei Barros dos Santos, biólogo que dirige el equipo de investigación del Instituto de Investigación del Cerebro de Corea. “Durante este tiempo, su deseo inherente de cantar aumenta mientras la oscuridad suprime estas expresiones”. El estudio sugiere que esta energía reprimida y motivación amplificada culminan en el estallido energético de la canción matutina cuando finalmente amanece.
Esta intensa vocalización al amanecer podría servir como un calentamiento crucial para las cuerdas vocales de las aves después de una noche de descanso, permitiéndoles afinar su desempeño y maximizar sus posibilidades de atraer parejas durante las horas del día.
“Dado que se ha propuesto una función de ejercicio vocal para el coro del amanecer en los pájaros cantores silvestres, proponemos que estos mecanismos y funciones… puedan ser aplicables, al menos en parte, al coro del amanecer generalmente observado en las aves silvestres”, escriben los investigadores.
Esta investigación proporciona evidencia convincente de un impulso biológico detrás de la familiar serenata matutina. Los hallazgos iluminan cómo una interacción de señales hormonales, anticipación y preparación vocal contribuyen a este fenómeno aviar universal.





































