Una fecha límite inminente se cierne sobre la posibilidad de que un asteroide impacte contra la Luna, y los astrónomos esperan ansiosamente datos cruciales del Telescopio Espacial James Webb (JWST). El asteroide en cuestión, 2024 YR4, fue inicialmente señalado como potencialmente peligroso debido a su aproximación cercana a la Tierra. Si bien los cálculos han descartado un impacto directo en nuestro planeta, todavía conlleva un riesgo preocupante del 4% de colisionar con la Luna en 2032, mucho más alto que cualquier otro asteroide conocido.

Este impacto potencial no es sólo una curiosidad astronómica; Representa una amenaza real para miles de satélites críticos que orbitan la Tierra. Los fragmentos de una colisión lunar podrían caer sobre estas vitales herramientas de comunicación y navegación, interrumpiendo servicios esenciales para la vida moderna.

Un rayo de esperanza en medio de la incertidumbre

Inicialmente, los astrónomos temieron tener tiempo limitado para evaluar el peligro que representaba el año 2024 YR4. El asteroide desapareció de la vista de los telescopios terrestres poco después de su descubrimiento a finales de 2022, lo que dejó a los científicos sin datos claros de su trayectoria hasta que reapareció en 2028. Esta breve ventana habría hecho que la planificación de una posible misión de desviación fuera increíblemente desafiante.

Sin embargo, ha surgido una oportunidad de observación de último minuto: el JWST, ubicado en un punto de vista único más allá de la atmósfera de la Tierra, avistará brevemente 2024 YR4 en febrero de 2026. Esto será crucial porque proporciona información valiosa sobre la trayectoria y velocidad precisas del asteroide.

¿Una apuesta que vale la pena realizar?

Incluso con los potentes instrumentos del JWST, detectar 2024 YR4 será una tarea hercúlea debido a su debilidad. No obstante, los científicos esperan que estas observaciones puedan perfeccionar drásticamente nuestra comprensión del riesgo de impacto. Los cálculos sugieren que hay un 80% de posibilidades de que las probabilidades de colisión lunar caigan por debajo del 1%, pero existe una posibilidad más inquietante: el riesgo podría superar el 30%.

Los responsables de la toma de decisiones en las agencias espaciales de todo el mundo se enfrentan ahora a un duro dilema: actuar de forma preventiva ante una amenaza mayor pero aún incierta, o esperar hasta 2027 para otra observación del JWST y correr el riesgo de quedarse sin tiempo. Esta pregunta toca cuestiones más amplias relacionadas con la defensa planetaria; ¿Debería considerarse la protección de los satélites en órbita lunar junto con la salvaguardia de la Tierra misma?

“Si la defensa planetaria se extiende hasta la Luna es una cuestión totalmente nueva y diferentes agencias podrían tener respuestas diferentes”, dice Andrew Rivkin, astrónomo de la Universidad Johns Hopkins que lidera este crucial esfuerzo de observación. “Si una empresa posee una gran cantidad de satélites, podría estar motivada a impulsar una cosa”.

En los próximos meses veremos una tensa actitud de esperar y ver qué pasa por parte de la comunidad espacial mundial a medida que nos acercamos a la fecha límite de febrero de 2026. ¿Ofrecerá el telescopio espacial James Webb suficiente claridad para justificar una misión costosa y ambiciosa para evitar un impacto lunar potencialmente catastrófico? Es innegable que hay mucho en juego.