Imagínese plantas diminutas, apenas visibles a simple vista, que contienen pistas para resolver un asesinato. Puede parecer ciencia ficción, pero para los científicos forenses, los musgos y sus parientes resultan cada vez más invaluables para desentrañar misterios.
Estas plantas sencillas prosperan en ambientes húmedos y sombreados que los investigadores a menudo pasan por alto. Pero las diferentes especies de musgo tienen preferencias únicas por condiciones específicas: piense en los niveles de humedad, los tipos de suelo o incluso la cantidad de luz solar moteada que se filtra a través del dosel. Esta sensibilidad hacia su entorno los convierte en registradores sorprendentemente precisos de la ubicación y los detalles ambientales.
Un siglo de pistas botánicas
Un nuevo estudio publicado en Forensic Sciences Research profundiza en el fascinante mundo de la briología forense, el uso de musgos en investigaciones criminales. Compilado por investigadores del Museo Field de Chicago, el estudio examinó más de un siglo de literatura científica para descubrir cómo estas plantas en miniatura han ayudado a los detectives. ¿Los resultados? Si bien existen casos intrigantes, este tipo de evidencia botánica todavía está en gran medida infrautilizada.
Un ejemplo temprano se remonta a 1929, cuando el crecimiento de musgo sobre los restos en descomposición ayudó a determinar el momento de la muerte. Desde entonces, casos dispersos en Finlandia, Suecia, Italia, China y Estados Unidos resaltan el potencial de las briófitas para señalar escenas de crímenes, confirmar coartadas o incluso arrojar luz sobre cómo se desarrolló un crimen.
El caso Michigan: Encontrar a Kate
Un caso particularmente convincente presentado en el estudio es el de Baby Kate, una joven asesinada por su padre en 2011. Si bien él confesó haberla matado y proporcionó una ubicación general para el lugar de enterramiento en el norte de Michigan, las autoridades carecían de coordenadas específicas para iniciar una búsqueda específica.
Ingresa Matt von Konrat, autor principal del estudio y jefe de colecciones botánicas del Field Museum. Al analizar meticulosamente fragmentos microscópicos de plantas adheridos a los zapatos del padre, von Konrat y su equipo redujeron una vasta área potencial de búsqueda de siete condados a apenas 50 pies cuadrados, identificando efectivamente el lugar de descanso final de Baby Kate.
Un llamado al reconocimiento
El estudio subraya el potencial sin explotar de la botánica forense e insta a las fuerzas del orden a adoptar esta fuente de evidencia que a menudo se pasa por alto.
“Las plantas, especialmente las briófitas, pueden actuar como testigos silenciosos”, explica Jenna Merkel, coautora y ex estudiante de maestría en la Universidad George Washington, que contribuyó significativamente a la investigación. “Ofrecen información única sobre las actividades y entornos humanos que de otro modo permanecerían ocultos”.
Al capacitar a los investigadores para que reconozcan las pistas sutiles incrustadas en la vida vegetal (particularmente en musgos aparentemente insignificantes), las fuerzas del orden podrían obtener una nueva y poderosa herramienta para buscar justicia y cerrar las puertas a las familias devastadas por el crimen.





































