El campo magnético protector de la Tierra se está debilitando en un área crítica sobre el Océano Atlántico Sur y el problema está empeorando. Nuevos datos del trío de satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea revelan que esta zona debilitada, conocida como Anomalía del Atlántico Sur (SAA), se ha expandido significativamente desde 2014, exponiendo a las naves espaciales en órbita y a los astronautas a mayores niveles de peligrosa radiación solar.
El punto débil cada vez mayor
La SAA no es nueva, pero su crecimiento es preocupante. Durante la última década, el área de intensidad reducida del campo magnético ha aumentado en un área de aproximadamente la mitad del tamaño de Europa continental. Esto significa que los satélites y la Estación Espacial Internacional (ISS) que pasan por esta región experimentan dosis más altas de radiación, lo que puede causar mal funcionamiento, daños o incluso fallas en el sistema.
El campo magnético, generado por el núcleo de hierro fundido en las profundidades de la Tierra, normalmente desvía las partículas cargadas dañinas del sol. Sin embargo, en el SAA, esta protección disminuye, dejando a las naves espaciales vulnerables. La intensidad del campo en la parte más débil de la anomalía ha disminuido en 336 nanoteslas desde 2014, midiendo ahora solo 22.094 nanoteslas.
Cambios inesperados en el hemisferio norte
Los cambios no se limitan al Atlántico Sur. Sorprendentemente, una fuerte región agrícola en el norte de Canadá se ha reducido en un 0,65%, mientras que una región similar en Siberia se ha expandido. Estos cambios son inesperados y los científicos todavía están tratando de determinar los mecanismos exactos que los impulsan. La compleja dinámica interna del núcleo probablemente sea la responsable, pero aún se desconoce la causa precisa.
Riesgos para las naves espaciales y los astronautas
Para los satélites, una mayor exposición a la radiación significa un mayor riesgo de fallas electrónicas y una vida útil más corta. Los satélites en órbita terrestre baja, que pasan años en este entorno, son particularmente vulnerables. Los astronautas también enfrentan mayores riesgos, incluido un mayor daño al ADN y potencial de cáncer. Aunque su tiempo en órbita es más corto que el de la mayoría de los satélites, la exposición prolongada sigue representando una amenaza.
No hay una reversión inminente, pero sí un debilitamiento continuo
A pesar de estos cambios, los científicos no creen que la Tierra esté al borde de una inversión total del campo magnético. Este campo se ha revertido muchas veces en el pasado, pero el debilitamiento de regiones como la SAA no conduce necesariamente a una reversión. Más bien, estos cambios sugieren una fluctuación a largo plazo en el campo, que podría durar décadas o incluso siglos.
Mitigación y misiones futuras
Para proteger las naves espaciales, los ingenieros se están centrando en “endurecer” la electrónica para que resista niveles de radiación más altos. Las misiones futuras deben tener en cuenta la creciente debilidad de la SAA, diseñando sistemas para operar de manera confiable incluso en estas duras condiciones. El seguimiento continuo mediante satélites como Swarm es crucial para comprender estos cambios y mitigar los riesgos que plantean.
El campo magnético de la Tierra es una fuerza dinámica y estos cambios nos recuerdan la interacción constante entre el núcleo de nuestro planeta, su atmósfera y el entorno espacial. Si bien no es una crisis inmediata, el debilitamiento del campo exige investigación continua y medidas proactivas para garantizar la seguridad de nuestros satélites y astronautas.





































