Una imagen satelital reciente capturó toda la fuerza destructiva del huracán Melissa cuando azotó Jamaica el 17 de noviembre de 2025. La tormenta, que alcanzó su punto máximo como huracán de categoría 5 con vientos sostenidos que superaron los 295 kph (185 mph), dejó una devastación generalizada, paralizó la infraestructura y aisló a las comunidades en toda la isla. La imagen, tomada por el satélite Copernicus Sentinel-3 de la Agencia Espacial Europea, revela la dinámica térmica extrema en juego en estas tormentas cada vez más poderosas.
La ciencia detrás de la tormenta
Los huracanes se forman sobre aguas cálidas del océano y extraen energía del calor y la humedad. A medida que aumenta la temperatura del agua debido al cambio climático, los huracanes tienen más combustible para intensificarse rápidamente. Sentinel-3 captura este proceso midiendo la marcada diferencia de temperatura entre la cálida superficie del océano y las gélidas cimas de las nubes de la tormenta. Este contraste térmico es un indicador clave de la fuerza y el potencial de destrucción de un huracán.
La imagen muestra claramente cómo el perfil térmico extremo de Melissa contribuyó a su rápida intensificación. Cuanto mayor es la diferencia de temperatura, más energía puede extraer la tormenta del océano, lo que genera mayores velocidades del viento y lluvias más intensas. Los científicos utilizan estos datos para mejorar los modelos de pronóstico y comprender mejor los factores que impulsan estas tormentas cada vez más destructivas.
El papel del cambio climático
La intensificación de huracanes como Melissa está directamente relacionada con el calentamiento global provocado por el hombre. El aumento de la temperatura del océano proporciona el combustible necesario para que las tormentas se vuelvan más fuertes y más rápidas. Los datos de Sentinel-3 y otros satélites confirman esta tendencia: los huracanes son cada vez más frecuentes, más intensos y más destructivos.
Tampoco se trata sólo de aguas más cálidas. El cambio climático también altera los patrones atmosféricos, creando condiciones que favorecen una rápida intensificación. La combinación de mares más cálidos y vientos cambiantes crea una tormenta perfecta para fenómenos climáticos extremos.
Por qué son importantes los datos satelitales
El programa Copernicus, dirigido por la Unión Europea y la Agencia Espacial Europea, utiliza satélites Sentinel para monitorear el cambio climático de la Tierra. Sentinel-3, en particular, desempeña un papel crucial en el seguimiento de huracanes y otros fenómenos meteorológicos extremos. Las imágenes térmicas de alta resolución que captura proporcionan datos invaluables para científicos, pronosticadores y personal de emergencia.
Sin estos datos, sería mucho más difícil predecir el comportamiento de estas tormentas y prepararse para sus impactos. Las imágenes satelitales nos permiten ver las fuerzas invisibles que actúan en los huracanes, lo que nos ayuda a comprender cómo se forman, intensifican y evolucionan.
El futuro del clima extremo
La imagen del huracán Melissa sirve como claro recordatorio de la creciente amenaza que representan los fenómenos meteorológicos extremos. A medida que el cambio climático continúa calentando el planeta, podemos esperar ver más tormentas como esta en el futuro. Invertir en investigación climática, mejorar los modelos de pronóstico y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero son pasos esenciales para mitigar los riesgos.
Los datos de Sentinel-3 y otros satélites son una herramienta fundamental en esta lucha. Al comprender la ciencia detrás de estas tormentas, podemos prepararnos mejor para sus impactos y proteger a las comunidades vulnerables. La imagen del huracán Melissa no es sólo una instantánea de una sola tormenta; es una advertencia sobre el futuro de nuestro planeta




































